Los jaguares tienen mucho valor histórico y espiritual entre la cultura mexicana. Eran considerados dioses guerreros en las culturas antiguas.
El jaguar es la única especie de Panthera nativa del continente americano.
Son la tercera especie felina más grande después del tigre y el león, y el felino más grande del continente americano. Su hábitat actual se extiende desde el suroeste de Estados Unidos y México en gran parte de América Central y el sur hasta Paraguay y el norte de Argentina.
Según la lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza – UICN, el jaguar es una especie y su población está disminuyendo rápidamente. Las amenazas incluyen pérdida y fragmentación del hábitat, caza excesiva ilegal e intolerancia humana.
Durante la década de 1960, más de 1,500 jaguares fueron asesinados cada año principalmente por su piel. Estos números han disminuido en los años posteriores desde que la caza se volvió ilegal y gracias a programas de conservación y educación y reservas naturales.
Los jaguares dependen de los ecosistemas de agua dulce y los bosques lluviosos profundos con grandes extensiones de territorio para sobrevivir. Ya han sido eliminados de la mayoría de los Estados Unidos. La infraestructura fronteriza, las minas, las carreteras, los pueblos y los complejos residenciales, entre otros, provocan la fragmentación del hábitat y el bloqueo de las rutas de migración.
Los humanos se extienden constantemente más allá de los territorios de los jaguares, arrasando la selva tropical y causando la pérdida de presas naturales, por lo que los jaguares se alimentan ocasionalmente de ganado. Esto genera conflictos con los ganaderos y agricultores, especialmente en América del Sur, y da como resultado una tolerancia muy baja y más asesinatos.
Los jaguares tienen abrigos excepcionalmente hermosos. Su pelaje base es principalmente de color amarillo dorado, pero pueden variar a un color naranja o marrón rojizo y negro, lleno de manchas llamadas rosetas.
Al igual que los Leopardos de las Nieves, la forma de las rosetas y el colorido de su piel, funcionan muy bien para camuflarse a la luz moteada de sus hábitats, en este caso el bosque. Sin embargo, esos hermosos abrigos hacen que los jaguares sean un blanco perfecto para los cazadores que trafican ilegalmente con sus pieles y los exhiben como trofeos.
México cuenta con la segunda población más grande de Jaguares en América.
Los jaguares y las panteras negras ya están clasificados como especies en peligro de extinción en México, pues la intrusión del ser humano en sus hábitats como el planeado tren Maya pone no sólo a esta especie en peligro sino a la cadena alimenticia en la zona.
El último censo nacional del jaguar, estimó que sólo en la Península de Yucatán, en el estado de Quintana Roo, habitan unos 4,800 jaguares distribuídos entre la Reserva de la Biósfera de Calakmul y la Reserva de la Biosfera de Sian Ka´an. Reservas las cuales van a ser atravezadas por el proyecto del tren turístico. Este tren edificaría una barrera física que idiría los cotos de caza y reproducción de este felino, en primera instancia, sin embargo afectaría otras especies que ya se encuentran protegidas como el pecarí de labios blancos.
Los grandes felinos requieren de grandes espacios para cazar y reproducirse y sólo las reservas pueden garantizar su supervivencia.
Hay varias organizaciones dedicadas a rescatar a grandes felinos de situaciones crueles y brindarles la mejor calidad de vida posible. Estas organizaciones brindan educación comunitaria a agricultores y ganaderos locales para educarlos e invitarlos a participar en programas de conservación, desde hospedar ecotours hasta participar directamente en la investigación o gestión de organizaciones sin fines de lucro.
Ejemplo de ello es la reserva de jaguares en el estado de Sonora, México, llamada The Northern Jaguar Project, que es uno de los últimos refugios verdaderamente salvajes para los jaguares. Y más allá de esto, sirve como refugio para otras especies en peligro como los coyotes, liebres, mapaches, zorrillos y tejones.
Apoyar estas causas y oponerse a proyectos intrusivos que causan más daño que bienestar son de las acciones que puedes tomar. No basta con repudiar, actívate y sé un voluntario por la defensa de la naturaleza.
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Last modified: 14 de abril de 2024
