El agua de todo el mundo enfrenta una amenaza ambiental alarmante: el cambio climático.
La humanidad quema tal cantidad de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) que el clima en todo el planeta está cambiando.
Miles de toneladas de gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono CO2) aprisionan el calor en nuestra atmósfera, lo que origina más sequías y huracanes, más fríos y calores. El derretimiento de los polos y los glaciares es una realidad. Se prevén cambios en los patrones de lluvia y, en consecuencia, en las actividades agropecuarias mundiales, así como en el abasto a todas las demás actividades humanas (uso doméstico, industrial, de producción energía, etc.).
Es imposible tener agua sin conservar la naturaleza. Es un círculo vicioso: al matar los bosques y las selvas, matamos las esponjas que absorben el dióxido de carbono CO2 y, al mismo tiempo, el cambio del clima mata bosques y selvas: las fábricas de agua. Lo que hacemos con la naturaleza y con el agua es tan absurdo como cosechar los frutos derribando los árboles.
Una esperanza para conservar las fábricas de agua: el pago por los servicios ambientales de la naturaleza. En un mundo regido por la economía de libre mercado, la tendencia actual es que si algo no ofrece un valor o beneficio económico no tiene por qué conservarse. Esto se agrava porque generalmente se buscan beneficios económicos a corto plazo. Para promover la conservación dentro de este esquema de libre mercado (que se ha demostrado insostenible), existen esfuerzos para que se valore el papel de la naturaleza en términos económicos (capital natural) y, una vez comprendido su altísimo valor, se conserven más áreas naturales.
Las empresas deben pagar por los servicios ambientales
Es indispensable que las grandes industrias, los gobiernos, las empresas y la sociedad entiendan este valor, están más conscientes de la huella hídrica en sus procesos de manufacturación. Aún desde la perspectiva económica de libre mercado, los ecosistemas y los beneficios que nos brindan (servicios como agua, aire, nuestra vida) valen miles de millones de dólares cada año, ya que hacen funcionar todas las actividades humanas.
El concepto de pago por servicios ambientales de la naturaleza busca retribuir económicamente a quienes poseen y conservan los recursos, abatir los índices de deforestación y de pobreza, lograr el verdadero aprovechamiento sostenible y que además se beneficie a las comunidades locales. Sin embargo, la voracidad del mercado que busca beneficios a corto plazo (por maderas, por agricultura, por turismo, etc.) es más veloz que la conservación y el pago por servicios ambientales: los índices de deforestación no bajan lo suficiente. En todo esto está involucrada el agua, y parece una necesidad eterna recordar que sin agua no hay vida, ningún tipo de vida.
Los efectos del cambio climático están directamente impactando la disponibilidad de agua en todo el planeta, y por ende afectan la calidad de vida de las personas, especialmente en aquellos países donde los recursos hídricos y la calidad del agua escasean. Bien se ha dicho múltiples veces que las guerras del futuro son por recursos más que por ideologías; y el agua es el más preciado de todos.
Preguntas frecuentes de nuestros lectores:
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Last modified: 2024-10-02T03:35:37+10:00