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Alebrijes de Oaxaca: Fantasía y Color del Imaginario Mexicano

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El imaginario mágico mexicano cobra vida multicolor.

alebrijes, Oaxaca

El imaginario mágico mexicano cobra vida multicolor!

En la región meridional de México, y exactamente en el estado de Oaxaca, asomado al Océano Pacífico, se encuentra la ciudad del mismo nombre, situada a 1550 m de altitud.

Capital de uno de los estado más modesto del país, la ciudad de Oaxaca está construida en el valle del mismo nombre; habitada desde los tiempos antiguos, se sucedieron distintas culturas, desde los Olmecos, que tuvieron su punto álgido de 1200 a.C. A 500 d.C., hasta los Zapotecos, de 200 d.C. A 700 d.C., pasando por los Mixtecos, del siglo X; y después sufrió la conquista española hacia la mitad del XVI siglo. Este pasado tan rico como agitado ha dejado gran influencia en la gente contemporánea,imprimiendo huellas en la sociedad, en el arte y en la cultura. Y justo en el ámbito artístico esta ciudad se ha distinguido por una extraordinaria e increíble producción de un tipo de escultura particular: las Alebrijes.

Nacidas en la fantasía asolada por la enfermedad de Pedro Linares, son figuras imaginarias que representan animales surrealistas y monstruosos. Este artista, nacido en 1906 en Ciudad de México, colaborador de Diego Rivera y Frida Kahlo, en edad muy temprana sufrió fiebres muy fuertes que lo llevaron a tener pesadillas muy pesadas y agobiantes. Estas visiones lo transportaban a un ambiente salvaje y en contacto con la naturaleza, y todo lo que lo rodeaba, ya sea una planta, una roca o una nube, se transformaba en formas de animales muy coloridos y de formas muy extrañas: perros con alas, pájaros con colmillos e innumerables figuras grotescas. Todas ellas pronunciaban de manera continuada y obsesiva la misma palabra: “Alebrijes, alebrijes”, término incomprensible y sin ningún significado. Cuando hubo superado su enfermedad, Linares compartió con su familia estas alucinaciones fantásticas, y empezó a reproducir en cartón piedra las figuras de sus pesadillas, modeándolas y decorándolas tal como las había imaginado.

La extraordinaria producción de estos objetos nunca vistos atrajo la atención de artistas-entre los cuales Diego Rivera- y galeristas de la capital. Linares empezó a ser conocido, su fama de “cartonero” se extendió además de Méjico, más allá de las fronteras y su nombre quedó ligado a las figuras fantásticas, gracias también a una serie de actos organizados en los Estados Unidos en los años 80 por un director inglés, dedicados también a otro artista famoso, Manuel Jiménez, que fue el primero en realizar las Alebrijes en madera a partir de los dibujos de Linares. Durante toda su vida, Linares obtuvo numerosos reconocimientos, también del propio gobierno mexicano, y murió en 1992 a la edad de 86 años. Todo su trabajo, su pasión y su arte han sido heredadas por sus hijos, que hoy día siguen con la actividad en el ámbito de su grande familia.

El valle de Oaxaca ya producía pequeñas esculturas de animales a nivel local, pero con el impulso dado por estas manifestaciones, la fabricación aumentó de manera importante. En esta región el labrado de la madera se conocía y estaba presente desde la época antigua: el arte zapoteca del periodo prehispánico y la cultura mesoamericana usaban este material para producir máscaras, tótem, instrumentos musicales y pequeños objetos. Muchos de estos productos tenían la finalidad de apoyo para las poblaciones, como reclamos para animales, usados para atraerlos y así poderlos capturar, y también para espantarlos y así poder defenderse. Después, en el periodo colonial, el tallado tomó otras vías a causa del Cristianismo, a la necesidad de los misioneros de utilizar todas las vías útiles para entablar conversación con los indígenas, por lo que empezaron a construir grandes estatuas de ángeles y santos, importantes cruces y altares para adornar y embellecer las nuevas iglesias Católicas, para procesiones y representaciones religiosas.

Después de la guerra de Independencia (1810-1921) , el labrado de la madera pasó a segundo plano, y se especializó exclusivamente con fines prácticos, como la realización de objetos de uso común tal como platos, bandejas, muebles, instrumentos musicales y juegos; empezaron a escasear los escultores especializados, profesión solo difundida como un trabajo de ayuda económica para campesinos y otras categorías. Por este motivo, la nueva forma de arte, ligada al tallado de la madera de una forma inédita y singular inspirada al cartón piedra de Linares, hizo suyo los antiguos modelos y a partir de ellos creó otros originales nunca usados antes.

El primer hombre que empezó y llevó adelante este tipo de artesanado fue, como ya dijimos, Manuel Jiménez, originario de San Antonio Arrazola, ciudad que se encuentra a una altitud de 1620 m y está situada a 10 Km al suroeste de Oaxaca. Siendo tallador de madera creaba máscaras y estatuas de ángeles y santos, pero luego se inspiró en el trabajo de Linares, elaborando y personalizandolo y usando la madera de Copal típica de la zona, y empezó a esculpir Alebrijes asombrosas. Considerado el padre de la escultura en madera de Oaxaca, Jiménez empezó a desarrollar esta actividad muy joven, alternándose con el trabajo de pastor. En los años 20, toda esta zona se hizo famosa por sus grandes cultivos de caña de azúcar, y atraía muchos trabajadores de las zonas cercanas, gente de procedencia y cultura muy distintas. Toda esta movida hizo que en los años 70, cuando Jiménez ya había empezado desde hace tiempo a trabajar en sus esculturas, su fama empezó a crecer: marchantes de arte, turistas y aficionados lo conocían cada vez mejor e iban a visitarlo a su taller. Así fue como se introdujo en un ambiente de alta cuna, y sus obras fueron adquiridas por importantes hombres de negocio. Gracias a esta gran afluencia de personas, curiosas por una nueva y particular forma de arte, muchos talladores empezaron a seguir este mismo recorrido esculpiendo Alebrijes, dando un nuevo impulso a la economía de la zona.

Jimenez siempre fue bastante celoso de su arte y solo su familia compartió con él su experiencia y pasión: de hecho son sus hijos y nietos que siguen hoy día con su obra, manteniendo el alta calidad y la técnica para su ejecución.

El labrado de la madera Copal (Bursera Cuneata) siempre estuvo presente en estas zonas geográficas. Originaria de América del Sur, esta planta, utilizada también como incienso por las sustancias aromáticas que posee, es parte de la tradición autóctona. Siendo un material muy tierno, recién cortado y todavía verde, es extremadamente fácil de esculpir, y de hecho se trabaja con machete y con simples cuchillos de cocina, siguiendo siempre la forma original, sugerida por la misma madera. Para dejar la superficie lisa y uniforme, se trabaja pasando por encima simple arena, y así la pieza de Copal está lista para ser decorada. En el pasado se utilizaban colores con base de anilina, pero con el tiempo los artistas se dieron cuenta que no duraban demasiado tiempo y que iban perdiendo irremediablemente su brillo quedando desteñidos, por eso hoy día han sido sustituidos por colores acrílicos. Además de la pintura, que viene aplicada gracias a pinceles de varias medidas hechos expresamente por los propios artesanos para satisfacer sus exigencias decorativas, las Alebrijes están adornadas con aguijones, pelos de animales y espinas de cactus, materiales usados también para la parte pictórica, siendo posibles gracias a ellos dejar trazos muy finos y regulares.

En este proceso artístico, los hombres son los artífices de la escultura, mientras que los niños y los ancianos son los que se encarga de alisar y dar brillo, y las mujeres dan su toque fundamental pintando estas extraordinarias obras. El reparto de las tareas está más desarrollada en los pequeños pueblos, donde toda la familia contribuye a la creación de estas maravillosas figuras. Esta forma de arte es evidentemente muy popular y simple, sin limitaciones ni barreras, y deja el artista libre para expresar su creatividad e inventiva. Hoy día los sujetos se escogen, además que por el gusto del tallador, en base a la demanda de la clientela y a la producción de la competencia. Esta última ha hecho que las distintas familias de artesanos se especializan, creando varios grupos de mercado; según el tipo de tallado se pueden encontrar esculturas más simples y elementales con piezas comerciales modestas, hasta llegar a verdaderas obras de arte de artistas famosos con cotizaciones muchos más interesantes. Cuando una pieza gusta, el artesano la vuelve a proponer, pero nunca será exactamente igual: en las formas y en los colores siempre habrá algunas diferencias. Los animales son los sujetos más demandados, ya que recuerdan a las originarias Alebrijes.

En el valle de Oaxaca son muchos los centros donde el labrado del Copal se ha distinguido, en particular en Arrazola, S. Martín Tilcajete y La Unión Tejalapam. Este nuevo mercado ha incrementado los ingresos de estos pequeños pueblos, pero también ha empobrecido los recursos de Copal; para superar eso, los escultores han intentado labrar la madera de Copal salvaje, y repoblar los bosques, pero sin mucho éxito.

A San Antonio Arrazola, después de la bocanada de novedad y fantasía traídas gracias a Manuel Jiménez, ahora son sus hijos que continúan con la tradición de las esculturas de las Alebrijes, creando en sus talleres magníficas piezas demandadas ya por todo el mundo.

A S Martin Tilcajete, a 23 Km de la ciudad de Oaxaca, encontramos artistas interesantes, entre los cuales recordamos la familia Fuentes, en la cual destacan los nombres de: Epifanio, Efraín, y el hermano Ivan, grandes maestros capaces de realizar con sus excepcionales esculturas pequeñas obras de arte; Jacobo Ángeles, y su mujer María, él tallador y ella decoradora fantasiosa de las esculturas de su marido, a las cuales homenajea con meticulosas y maravillosas pinturas; Jesús Calvo Josa, refinado escultor, conocido en el mundo por haber utilizado siluetas de ameba con motivo decorativo para sus sorprendentes creaciones (esto después de una enfermedad y un continuo ir y venir del hospital, donde estuvo en contacto con estas formas que le impresionaron). Una mención especial va también para la leyenda de Isidoro Cruz, uno de los más sensibles y estrafalarios talladores del lugar. Se acercó a la escultura con 13 años y en seguida se hizo notar;sus trabajos en un principio se expusieron en Oaxaca, pero con el tiempo su nombre se hizo muy famoso y lo nombraron responsable del centro artesanal. Aquí, en contacto con comerciantes y aficionados, propuso sus obras para otros lugares y promociona el trabajo de otros artesanos de su zona. Persona con mucha vista y apertura, siempre se puso a disposición de los demás escultores y sobretodo a ayudar los jóvenes que se acercaban a esta actividad.

La Unión Tejalapam, pequeño centro a 29 Km al sur de Oaxaca, es el tercer núcleo famoso para la producción de Alebrijes. Aquí también, como en los pueblos cercanos, la realización de dichas esculturas es cosa de familia: la más famosa es la de Santiago, numerosa y compuesta por muchos artistas, de Martín a Quirino, a Placido Arturo, Francisco… y de verdad muchos otros. Estos artesanos son interesantes por el tipo de esculturas adoptado, más basto y elemental que las de los demás citados, y compuestos a menudo de más elementos. El fundador fue Martín, que empezó por los años 60 después de un periodo de estancia en los Estados Unidos. Campesino, solamente el trabajo en el campo no era suficiente para el sustento de la familia, así empezó con el labrado de la madera como ayuda económica, y con los años se reveló como su verdadera pasión.

Siguiendo con la antigua tradición del labrado de la madera de los cartoneros, estos geniales y visionarios artistas han realizado y han dado al mundo un universo fantástico y sorprendente, donde la imaginación y el sueño, viniendo de un pasado milenario, todavía hoy día son fuentes de curiosidad y atracción. Cada sujeto es un elemento en sí, único e irrepetible, sea una de las Alebrijes- solo se llaman así las piezas que tienen semblanzas animales con detalles excéntricos y monstruosos- sea una escultura, una máscara u otra cosa…

Cada pueblo tiene esa magia, esa herencia cultural propia que la hace multicolor y variopinta, como Oaxaca y sus figurines; como Tlalpujahua y sus bambalinas de navidad; todos nuestros pueblos latinoamericanos tienen un acervo histórico y cultural que los hacen únicos. Sólo tienes que abrir los ojos y salir a conocerlos!

Preguntas frecuentes de nuestros lectores:

Los principales elementos que caracterizan a los alebrijes de Oaxaca son su fantasía y colorido. Estas esculturas de madera tallada a mano representan seres imaginarios con formas de animales fantásticos, combinando características de diferentes especies. Además, se destacan por su decoración detallada y vibrante, utilizando colores brillantes y llamativos. Lee más aquí: https://equilibriumx.com/ecoturismo-y-conservacion/alebrijes-de-oaxaca-fantasia-y-color-del-imaginario-mexicano
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Last modified: 14 de abril de 2024