Los quesos generalmente no tienen mucho peligro de contaminación, pero manejado incorrectamente no sólo pierde el aroma, sabor y texturas exquisitos que pueda tener; también puede llegar a causarte malestares estomacales por descomposición.
Muchos quesos, para comenzar son fermentados a partir de bacterias, lo cual quiere decir que tienen organismos vivos que trabajan a favor de su curación, y son los que le dan el sabor que tanto nos agrada de un queso azul, o un roquefort, pero si no lo almacenas y manejas correctamente, esas mismas bacterias lejos de ser beneficiosas, pueden jugar en tu contra.
He aquí algunos consejos prácticos para el manejo de los quesos
Después de compra mantén los quesos almacenados en sus envolturas de origen, estos mantienen la frescura del mismo y su humedad.
Una vez lo abras, colócalo en un recipiente hermético, bien cerrado que evite que se reseque.
Trata de comprar los quesos que digan que han sido pasteurizados, esto te da cierta garantía de seguridad, y de duración en la nevera.
Hay quesos en los cuales, si aparece una pequeña capa de moho, puedes quitarlos con un cuchillo cuidadosamente. Sin embargo hay quesos donde no puedes hacer esto, tales como el cottage.
No dejes los quesos como el ricotta o el cottage fuera de la nevera por más de dos horas.
Los quesos curados que son de textura dura, pueden ser envueltos herméticamente en plástico y congelados por largos períodos de tiempo, sin embargo al descongelarse su textura varía, por lo que te recomendamos usarlos para cocinar recetas, y no para degustarlos, si eres un amante de un buen queso con vino tinto y pan.
Desde el punto de vista nutricional. Si te preocupas por el nivel de grasa de los quesos. El color amarillo de los mismos es señal clara de su alto contenido. Mientras que los quesos blancos son bajos en grasas, razón por la cual son constantemente recomendados en dietas bajas de grasa.
En algunos países las administraciones de alimentos han recomendado que los quesos suaves, los cuales son más susceptibles a la contaminación de bacterias, no sean consumidos por personas embarazadas, personas de mucha edad, o con su sistema inmune debilitado.
Hay quesos que por su propia naturaleza tienen un olor muy fuerte y contienen hongos como parte de su proceso de maduración, como un queso azul o un queso roquefort; por lo en estos casos el olor o la presencia de hongos no es señal de su estado de descomposición. Sin embargo otros, por su propia naturaleza no deben ni oler ni tener rastro de hongos o moho alguno. Por lo que sí lo tienen es preferible disponer de ellos y evitar intoxicación o malestares estomacales.
Recuerda siempre leer las etiquetas de los productos. Los fabricantes de los quesos generalmente identifican la mejor fecha de consumo dependiendo del tipo que hayas comprado.
Está de casi de más decir, que si eres intolerante a la lactosa, no sólo no lo comas, sino que si preparas platos con queso, preguntes a tus amigos si tienen esta condición, pues sus reacciones son casi inmediatas y muy desagradables para ellos.
Preguntas frecuentes de nuestros lectores:
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Last modified: 2024-11-19T11:30:55+11:00